El señor Dzing caminaba por la calles de China, todos los días, con una maleta, tratando de vender implementos de bordado para ganarse la vida. Era ya un anciano y luego de cada extenuante día regresaba a su muy pobre morada, que poco consuelo le daba.
El anciano Dzing, había tenido una buena posición económica en su juventud y mediana edad. Sin embargo, sus hijos irresponsables, despilfarraron la fortuna de sus padres. Y debido a sus vidas desenfrenadas, habían muerto a una corta edad.
Dzing, recordaba su antigua vida;y, estos recuerdos, aumentaban su miseria y desgracia. Su futuro se veía aún más miserable.
Todo cambiaría cuando una señora con su hijo le insistieron a que vaya a la congregación en la que ministraba Hudson Taylor.
Cómo dijo el mismo Hudson Taylor, "el anciano, como un pobre e indefenso pecador se arrojó a la misericordia y perdón de Dios y encontró paz al creer".
Su vida cambió por completo, ahora tenía algo valioso por lo cual vivir, algo que cambiaba la pena y que iluminaba aún las sombras de la misma muerte.
En Cristo tenía el perdón de sus pecados y ahora lo mejor estaba por venir: Una herencia gloriosa e indescriptible junto a Jesús, su Salvador. Los pocos años que le quedaban de vida no estaban sujetos al azar, sino que Dios le cuidaría. Y luego una eternidad gloriosa.
Fue muy grande su amor por la Biblia, y cada momento libre que tenía lo dedicaba a escudriñar las escrituras. Su trabajo, además se convirtió en el medio para hablar al mundo del amor de Jesús.
También encontró una familia en los hermanos en Cristo. Y en la congregación sería conocido como 'El profesor Dzing".
Su miseria y desesperanza se transformaron a la más grande esperanza. Y aunque a los ojos del mundo seguía siendo pobre. En realidad ahora tenía la verdadera riqueza, la que traciente a este siglo malo y dura por la eternidad: Tenía a Cristo.
En realidad ahora era más rico que "el Mandarín" más poderoso. Pues una persona puede estar con salud y en la mejor posición económica pero sino tiene a Cristo, su estado es tal como lo dice la Biblia:
"Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo."
Y su condenación eterna está solo a un paso: la muerte. Su inmensa lista de pecados están acusándolo y condenándolo. Y un Dios justo jamás dará por inocente al culpable.
Amigo, sino tiene aún a Cristo, esta es su condición. Sin embargo le tengo una gran noticia: ¡Cristo murió por sus pecados! Si usted va a Cristo con arrepentimiento y fe, su inmensa lista de pecados serán colocadas en la cruz de Cristo y todos ellos serán perdonados.
"Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro" Rom 6:23
Pídale a Cristo la salvación y transforme su miseria en la más grande esperanza.
DE LA DESGRACIA A LA GRAN ESPERANZA
16 de abril de 2024
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Santiago Freire
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